La Junta Económica de la Basílica Concepción de Nuestra Señora junto con el Grupo Alfeo, integrado por representantes del Consejo Pastoral y voluntarios de los diversos grupos parroquiales, quieren dirigirse, en comunión con el Rector, a toda la comunidad parroquial para explicar la situación económica de nuestra Basílica.
Para ello se ha elaborado un cartel colocado en distintos lugares del templo con el resumen de las cuentas. En este cartel hemos querido reflejar en cifras numéricas la realidad del día a día parroquial. ¿Cuál es esta realidad que hay que sostener económicamente?
- Venimos a celebrar nuestra fe, para ello necesitamos un templo. Cuando llegamos a él está limpio, adornado con flores, caliente en invierno y fresco en verano, con luz eléctrica para poder disfrutar de nuestro maravilloso retablo y sensacionales vidrieras. Nos gusta tener un templo así, porque nos ayuda a rezar, a entrar en intimidad con Cristo, a vivir con María, nuestra Madre, la Inmaculada Concepción.
- Disfrutamos de un amplio horario de Misas, con una liturgia muy cuidada, música de órgano, coro, ornamentos sagrados, siempre limpios y preparados primorosamente por nuestras Hermanas Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote. Este amplio horario de apertura del templo se puede ofrecer no solo por la abnegada dedicación de nuestros sacerdotes, sino también por la amable labor de nuestros dos conserjes.
- Es un templo de estilo neogótico, admirable, pero con grandes necesidades de conservación. Así, el pasado año se han acometido importantes obras de conservación que, junto con los gastos generales de funcionamiento, suponen el 58% de los gastos. Además, están previstas para este año unas imprescindibles obras de mantenimiento. Como nuestra pertenencia a una comunidad parroquial no se agota en las celebraciones, pues hay que vivir lo que se celebra en la familia, en el trabajo y también compartiendo la misma vida con tus hermanos en la fe, nuestros salones parroquiales nos ofrecen esta oportunidad, pero, su mantenimiento, así como las actividades pastorales que en ellos se desarrollan, suponen un esfuerzo económico adicional del 9% de nuestros gastos.
- También queremos vivir la caridad con los menos favorecidos y con los nuevos barrios que necesitan templos, por eso hemos entregado a Caritas, a Misiones, a los Santos Lugares, a la Iglesia Diocesana el equivalente al 33% de nuestros gastos.
Llegado a este punto nos tenemos que preguntar, ¿merece la pena sostener nuestra vida de fe en esta comunidad parroquial? Si la respuesta es afirmativa, tenemos que ser conscientes de una realidad, los gastos anteriores, gastos ordinarios, superan en un 39% los ingresos ordinarios de colectas, donativos y suscripciones; es decir, los ingresos de quienes celebramos y compartimos nuestra vida de fe no cubren el sostenimiento de nuestra comunidad parroquial. Hasta ahora hemos podido hacer frente a este déficit por la venta de columbarios, pero son ingresos imprevisibles, mientras que los salarios, la luz y otros son ingresos fijos. ¿Nos damos cuenta del riesgo que esto supone?
¿Cuál es la solución que proponemos? Una solución muy fácil, siempre en función de la economía doméstica de cada cual. Por una parte, conseguir nuevas suscripciones y actualizar las aportaciones al nivel de la inflación, y, por otra, incluir como un gasto habitual la aportación fija a esta Basílica, vuestra Parroquia, tan habitual como pagar la comunidad de vecinos, el recibo de la luz, el colegio de los niños, la entrada para el futbol, el aperitivo de los domingos, las vacaciones…
Muchas gracias por vuestra escucha, por compartir en esta comunidad parroquial no solo vuestras vidas, con sus gozos, esperanzas, tristezas y angustias, sino también vuestras aportaciones económicas para seguir haciendo visible lo que nos une: el Amor de Cristo y su mandato de “Id y anunciad el Evangelio”.