“Ante la actual evolución del mundo, cada vez son más numerosos los que plantean o advierten con una agudeza nueva las cuestiones totalmente fundamentales: ¿qué es el hombre? ¿cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muere, que, a pesar de tantos progresos, continúan subsistiendo? ¿Para qué aquellas victorias logradas a un precio tan caro? ¿Qué puede el hombre aportar a la sociedad, qué puede esperar de ella? ¿Qué seguirá después de esta vida terrena? La Iglesia cree que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre luz y fuerzas por su Espíritu, para que pueda responder a su máxima vocación; y que no ha sido dado a los hombres bajo el cielo ningún otro nombre en el que haya que salvarse” (Gaudium et spes, 10).
“El hombre se encuentra en un camino de búsqueda de verdad y búsqueda de una persona de quien fiarse. La fe cristiana le ayuda ofreciéndole la posibilidad concreta de ver realizado el objetivo de esta búsqueda. En efecto, superando el estadio de la simple creencia, la fe cristiana coloca al hombre en ese orden de gracia que le permite participar en el misterio de Cristo, en el cual se le ofrece el conocimiento verdadero y coherente de Dios Uno y Trino. Así, en Jesucristo, que es la Verdad, la fe reconoce la llamada última dirigida a la humanidad para que pueda llevar a cabo lo que experimenta como deseo y nostalgia” (Juan Pablo II, Fides et ratio, 33).
Podemos hablar del hombre desde muchos puntos de vista. El término antropología hace referencia al hombre. Pero es necesario precisar el punto de vista desde el que vamos a abordar el estudio del hombre. Si al vocablo antropología añadimos el adjetivo cristiana tenemos ese punto de vista: se trata de lo que el hombre es en su relación con el Dios revelado en Cristo.
En la formación cristiana de este curso tratamos de mostrar que la historia de la relación hombre-Dios es una historia de amor. Su protagonista es Dios, quien a través del acto creador y del don de sí mismo posibilita la libertad del hombre, sustenta su dignidad, alienta la implicación en un proyecto de humanidad solidaria y avala el sueño de una plenitud posible que denominamos salvación.